A continuación, una sección de escritos propuestos por historiadores, críticos y expertos en arte, sobre la obra de Luigi Settembrini.
Un aura de misterio impregna las recientes obras de Luigi Settembrini, un artista que se dedica tanto a la pintura como a la escenografía, obteniendo, en ambas materias, importantes y significativos reconocimientos.
Su obra oscila entre lo abstracto y lo informal polimaterial, donde el color, particularmente denso y brillante, define fondos con geometrías insólitas e inesperadas, en las que no es difícil percibir del autor un deseo explícito de dotar a sus creaciones de una fuerte carga emocional.
Tampoco dejan lugar a la indiferencia las largas y confiadas pinceladas que trazan retículos y secciones con contornos deliberadamente irregulares, especialmente por su iluminación, de luz cálida y envolvente.
Existe también una veta dulcemente melancólica, en la pintura de Luigi Settembrini, especialmente cuando la espacialidad de sus obras se resuelve con matices modulados por un procedimiento narrativo en el cual pueden revelarse, a los ojos del observador, formas y detalles de una realidad sensible reflejada, aunque de forma especular, con gran sensibilidad meta-narrativa.
Nos encontramos, pues, ante un artista que, proponiendo con gran convicción, una "acción pictórica" impregnada de una necesidad de renovación continua, es capaz de involucrar a un público muy diferente.
Para un artista como Luigi Settembrini son apropiadas las palabras del maestro Renzo Bianchi: "el verdadero artista es aquel que no se descubre inmediatamente, es aquel que se deja descubrir".
Simone Fappanni